Lo que ocurre con los acantilados del noroeste de Puerto Rico
Al finalizar la autopista PR-22 y tomar la salida 84B en dirección al oeste de la Isla, atraviesas el pueblo de Hatillo, habitado por diversas franquicias comerciales. Continuando la travesía llegas a Camuy, la ciudad romántica reconocida mundialmente por su cadena subterránea de cavernas. Luego te da la bienvenida el pueblo pirata, Quebradillas; te percatas de las majestuosas Ceibas entremedio de los carriles contrarios de la número 2. Sigues hacia delante y comienzas a ver el océano y su inmensidad, como conecta con el verde de los montes. Estas vistas impresionantes, fueron forjadas por los choques de mar y tierra. Por medio del proceso de erosión que ocurre al océano colisionar con la roca, en este caso roca caliza, es que se formó la red de acantilados del noroeste de Puerto Rico, acantilados que le dan la elevación que permite apreciar la belleza desde la número 2.
Esta red de acantilados conocidos como los Acantilados de Guajataca comienzan al borde de Camuy, recorre las costas de Quebradillas, al pasar por Isabela se adentra, pero continua su cercanía con la costa, y termina con su llegada a la costa al borde de Aguadilla. Son estos acantilados en Quebradillas por los que Heidi Avilés Nieves pasa para poder tener acceso a distintas playas de su pueblo. Ahora bien, este acceso se le ha complicado en varias ocasiones, e incluso se la ha imposibilitado acceder a distintas partes de la costa y el acantilado debido a que la parte superior de los acantilados está dominada por propiedades privadas.
Avilés comenzó a explorar los accesos a las en la zona de Quebradillas hace unos siete años atrás.
“Cuando yo descubrí eso, empecé a llevar a otras personas. Cuando compartí las fotos de a donde estaba yendo todo el mundo me preguntaba que donde es eso; gente de Quebradillas no sabían que eso existía”, comenta Avilés sobre sus inicios explorando esta zona.
Avilés explica que en Quebradillas “han existido accesos a las playas de toda la vida”, y que estos son utilizados en su mayoría por los pescadores. Enfatiza que las playas en Quebradillas son rocosas y que gran parte de ellas no son aptas para bañistas, pero que si son aptas para el disfrute público de otras formas.
Alta cantidad de Propiedades Privadas
Los accesos o servidumbres de paso hacia localidades como La Ventana de Quebradillas, Playa La Caracolera, Playa La Zanja son pasando por propiedades privadas. Sin embargo, aunque la ley establece que siempre se le permita el paso libremente al ciudadano a este tipo de lugares, puede que el propietario se lo impida. Avilés recuerda que no hace mucho un dueño de propiedad que le permite el paso a la Playa La Caracolera le alquiló su propiedad a otra persona para un AirBNB y esa persona cerró el acceso a la playa. A causa de esto, la Liga Ecológica Quebradillana a la cual ella pertenece, junto a Eliezer Molina tomaron acción para retomar el acceso a la playa, lo que se logró y desistieron de la construcción. Situaciones paralelas podrian seguir ocurriendo debido a que un gran porcentaje de los que optan por establecerse en los acantilados son extranjeros que puede que no conozcan las normativas que se le requieren al acentarse aqui.
| Construcciones en el acantilado en Quebradillas Carlos A. Negroni Santiago |
Casos similares ocurren en Isabela, en donde el acantilado al encontrarse más alejado de la costa permitió un desarrollo más amplio de propiedades tales como hoteles y urbanizaciones.
| Urb. Costa Brava en 2019 y en 1950, foto tomada de Costavis.pr |
Verónica Nieves, miembro de la fundación ambiental Conservación Costera Puerto Rico (CoCoPR), habla sobre que en la mayor parte del acantilado en Isabela se encuentran urbanizaciones privadas (con control de acceso) y de hoteles como el Royal Isabela o AirBNB. Nieves habla en específico sobre un desarrollo en la urbanización Costa Brava, desarrollo que abarca gran parte del acantilado. “Si tú lo buscas en el CRIM (Centro de Recaudación de Ingresos Municipales), el terreno es tan pequeño que uno se queda como qué, pero ¿qué van a hacer ahí? Entonces nos enviaron un video de cuál era el plan. Y es hacer una casa mega, una mega casa bestial”, expresa Nieves sobre lo que se planea construir en la urbanización. Al Nieves investigar el área encontró que la persona que adquirió la propiedad se “adueñó de todo otro canto” que no estaba delimitado por el CRIM.
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| Se puede ver el terreno delimitado por el CRIM y como se apropiaron de mas terreno, foto tomada del CRIM |
Nieves, explica que estos terrenos de los acantilados se supone que sean protegidos, que hay una “franja que se supone sea virgen en los acantilados, franja que nadie respeta”.
Sobre esto, aclara el director del Departamento de Gerencia y Desarrollo del municipio de Isabela, el Sr. Luis González. González indica que los acantilados son suelos especialmente protegidos y que “no pueden ser utilizados para ser desarrollados”. Menciona adicionalmente que, Isabela, tanto como los demás municipios que forman parte de la red de acantilados del noroeste, no cuentan con una oficina de permisos, ni tienen un plan territorial aprobado. Por lo que “están sujetos a la reglamentación y ley de la Oficina de Gerencia y Permisos (OGPe) o la Junta de Planificación (JP); ambas operan bajo la sombrilla del Departamento de Desarrollo Económico de Puerto Rico”, culmina diciendo el Sr. González.
Ante estas situaciones, a los que se les notifica para tomar acción son al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), que son los encargados de vigilar los mismos. Nieves desglosa que hay que darle mucho seguimiento para que se haga algo respecto, tal y como se logró para el acceso a la playa La Caracolera en Quebradillas.
Construcciones de este tipo; que rompen a esta magnitud el acantilado, afectan no solo al acantilado, sino que afecta de igual o peor a los ecosistemas costeros de la parte inferior del acantilado como a las especies que dependen del acantilado para sobrevivir.
Impacto directo a ecosistemas costeros y especies de animales
La red de acantilados del noroeste lleva consigo una gran variedad de ecosistemas costeros tales como: mangles, playas rocosas y arenosas, dunas y un bosque en su parte superior. También es hogar del chirre coliblanco y de la mariposa endémica de Puerto Rico, la Atlantea Tulita, que actualmente está amenazada de peligro de extinción.
Por lo tanto, desarrollos de vivienda y la apropiación de propiedades en la parte superior afecta significativamente la vida de todo lo que allí habite. En el caso de la construcción en la urbanización Costa Brava, Nieves argumenta que “por el proceso de la sedimentación, todo esto que está aquí (área de la construcción) cuando llueva va a terminar en el mangle y luego al mar”. Esto es propenso a una mayor probabilidad de inundaciones, señalando que es un peligro no solo para el ecosistema, pero el ciudadano que resida en la parte baja también se vería afectado.
Con respecto a las de la zona nos informa Kathy Hall, bióloga marina que, aunque se especializa en tortugas marinas, ha vivido gran parte de su vida en la zona de acantilados de Isabela y Aguadilla. Hall comparte un documento del DRNA titulado Puerto Rico Critical Wildlife Areas, en cual se indica la importancia de los Acantilados de Guajataca para la reproducción del chirre coliblanco. Este solo se reproduce en las cavidades localizadas en la parte frontal del acantilado, y esta zona en específico se clasificó como “área principal para la vida salvaje”. Sin embargo, al pasar los años la compra de propiedades y las construcciones de viviendas han incrementado, afectando la población del chirre, que, según Nieves, ha ido disminuyendo.
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| Chirre coliblanco, foto suministrado por Aslin Santiago |
Como se mencionó antes, los acantilados son el hábitat de la mariposa endémica de Puerto Rico, la Atlantea Tulita, y también de su planta hospedera, la oplonia espinosa. La Atlantea Tulita ha sido de las más afectadas en el acantilado por culpa de la deforestación. La Liga Ecológica Quebradillana, presidida por Ernesto Estremera, y de la cual Avilés es miembro, han sido los mayores defensores de esta a pesar de la amenaza continua hacia la especie.
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| Atlantea Tulita, foto suministrado por Aslin Santiago |
La Liga se ha mantenido firme en la concientización sobre los daños y efectos negativos a la mariposa, llevando a cabo eventos para informar a la comunidad como festivales y charlas en escuelas. Estos con el enfoque de enaltecer la importancia de la protección y conservación ambiental.
Importancia del conocimiento sobre los acantilados
Es de importancia tener conocimiento sobre los acantilados ya que, en base a su localización, genera dudas sobre si se le considera zona marítimo-terrestre, si está en peligro inminente de algún deslizamiento o su valor histórico y cultural.
Según establece el Reglamento de Aprovechamiento, vigilancia, conservación y administración de las aguas territoriales, los terrenos sumergidos bajo estas y la zona marítimo terrestre, se le considera como bienes de dominio público a “los acantilados que estén en contacto con el mar o con espacios de la zona marítimo-terrestre hasta el nivel más alto alcanzado por las olas en tormentas. Lo que implica que delimitar con exactitud cuál es la zona marítimo-terrestre en un acantilado es complicado porque se delimita de forma vertical. Estremera, presidente de la Liga, comentó lo siguiente sobre esto, “en los acantilados tú no puedes establecer la línea marítimo-terrestre porque se tiene que medir verticalmente. Tenían que hacer una ley específicamente para tu proteger el acantilado del borde de arriba pa’ dentro, y eso nunca se hizo”. Por lo que, como tal, al acantilado no le aplican los 50 metros de deslinde que conforman la zona marítimo-terrestre. Aunque, si le aplica el Plan y Reglamento del Área de Planificación Especial del Carso (PRAPEC), la cual sitúa los Acantilados de Guajataca como Área de Planificación Especial- Zona Cársica (APE-ZC).
| Deslinde ilustrado, foto tomada de ayudalegalpr.org |
Para dar contexto, un deslinde, según el Reglamento 4860, es “la actividad mediante la cual se determinan los límites entre uno o mas inmuebles colindantes con el dominio público marítimo-terrestre. De esto parten los 50 metros hacia dentro desde la zona marítimo-terrestre; 20 metros dedicados al uso público, y otros 30 metros de servidumbre de salvamento en la que cual no se permiten construcciones de estructuras permanentes. Pero, como mencionado antes, los encargados de la vigilancia de esto son el DRNA el cual, como expresó Nieves anteriormente, hay que darle mucho seguimiento para que tomen.
Con esto dicho, algo en común que presenta Avilés, Estremera y Nieves, es la exhortación a que el ciudadano se eduque sobre estos temas, para que de esta manera poder preservarlos más efectivamente. El mayor problema de este planteamiento es que, conforme expresa Nieves, la mayoría de los que se establecen en los acantilados son extranjeros que desconocen los efectos que tiene desarrollarse ahí, y que hacerles entender es más complicado. El ciclo que plantea Nieves es que, por medio de los AirBNB, llegan personas adineradas de otros países y al ver los terrenos abandonados y más lugares similares en los acantilados, deciden comprar tierras sin saber el daño que esto pueda ocasionar en el acantilado y en la comunidad. Avilés comparte este pensar, mencionando que “los acantilados se estan convirtiendo en terrenos bien cotizados, por sus vistas y demás”. También, Nieves informa que esto afecta a las comunidades de jóvenes puertorriqueños que quieren buscar casa, ya sea de forma permanente o para hospedarse. Esto da impresión de ser una situación que, al pasar los años, solo ira escalando, por eso estos miembros junto a sus organizaciones enfatizan la concienciación sobre esto, para que en años futuros todavía tengamos acantilados de los cuales disfrutar.
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